¿De qué manera están midiendo su calidad de agua las pisciculturas en Chile?
La mantención que requieren las pisciculturas, según NIVA Chile, dependerá de cuán expuestos están los cuerpos de agua superficiales y subterráneos a la contaminación.
La calidad del agua es un campo del conocimiento muy complejo y especializado, al cual el Instituto Noruego de Investigación de Aguas, NIVA Chile, ha dedicado sus estudios por más de 15 años.
Para Luis González, Biólogo de NIVA Chile, un avance importante ha sido el reconocimiento por parte de la industria del salmón de la relevancia que tiene la calidad del agua utilizada en todas las etapas del cultivo, ya que, los problemas en los peces no sólo se van a originar por agentes patógenos tales como bacterias, hongos y virus, sino que también es la química del agua la que va a influir y será la clave en el éxito del cultivo.
“Todos los parámetros de calidad de agua antes mencionados se deben cuantificar o medir. Medir es comparar. La calidad del agua se evalúa comparando estos parámetros con estándares establecidos. ¿Cómo estamos midiendo la calidad del agua? Es importante la cuantificación con técnicas robustas y confiables, además de equipos que entreguen confianza en la medición”, detalla González.
Si bien se han desarrollado importantes avances en la medición y el registro de datos en línea, donde el productor puede ver en tiempo real cada una de las variables importantes, afirma, estos sensores deben ser periódicamente mantenidos, su limpieza, así como su calibración y contrastación con otros equipos y estándares de calidad son claves.
Existen equipos de monitoreo en línea del pH del agua, donde el desafío es entender los valores arrojados y sus interacciones con los diferentes parámetros de calidad de agua. Por ejemplo, indica, si el sistema de suministro de soluciones tampón se detiene, el pH en el agua del sistema disminuirá. Esto puede conducir a un desequilibrio en la nitrificación en el biofiltro y los niveles de TAN y nitritos pueden aumentar rápidamente. También hay electrodos selectivos de iones para medir en línea TAN y nitrato, éstos se encuentran disponibles en la industria de aguas residuales, pero son costosos y, a menudo, los límites de detección son altos en comparación con los niveles que son relevantes en RAS.
Otro desafío importante es la evaluación y validación de sistemas de tratamiento, expone el Biólogo de NIVA Chile. Lo anterior es relevante, ya que la calidad del agua de entrada es un factor importante que determina el potencial de producción y las estrategias de tratamiento del agua, tanto en la producción tradicional de flujo abierto como en la de recirculación. Se han documentado muchos ejemplos de los efectos de la calidad subóptima del agua de entrada, y se emplean diversas estrategias de tratamiento del agua, como el uso de productos carbonatados, filtros mecánicos, U.V., desgaficadores, adición de sílice, biofiltración, ozono, agua de mar.
“Sin embargo, muchas veces se aplican de un centro a otro sin tomar en cuenta las particularidades de cada sistema y las particularidades de cada afluente utilizado, el que va a depender del tipo de agua y del lugar donde se ubique el afluente, sus características fisicoquímicas, entre otros factores”, manifiesta el especialista.
Luego, agrega, otro desafío dice relación con el transporte y la gran diversidad de distancias que existen entre los centros de agua dulce y centros de mar. Alevines y smolts son transportados en camiones y wellboats. Estos sistemas de transporte de peces consisten en un contenedor, bombas, tuberías y un sistema de oxigenación. Para el transporte en camiones, lo normal es agregar oxigeno puro por medio de un aireador, en wellboats de gran capacidad por lo general existen conos de oxigenación de alta presión y también producen oxígeno por medio de generadores y ozono para la desinfección. Los niveles de CO2 y su difícil remoción, el control del pH, los desechos nitrogenados, la temperatura, deben ser monitoreados.
La mayor parte de las pisciculturas en Chile utilizan aguas de ríos, esteros, vertientes y pozos profundos, los cuales, si bien pueden generar incertidumbre en la continuidad de abastecimiento, proporcionan alta calidad de suministro. En cualquier caso, dice González, la mantención de la calidad que requieren las pisciculturas dependerá de cuán expuestos están los cuerpos de agua superficiales y subterráneos a la contaminación antrópica y natural.
En este contexto, remarca, es imprescindible el establecimiento de sistemas públicos y privados de monitoreo, control y vigilancia de la calidad del agua, no tan sólo de las entradas y salidas de la piscicultura, sino en los sistemas hídricos que componen una cuenca hidrográfica en su conjunto. Esta estrategia podría generar sistemas de alerta temprana respecto a procesos naturales o antrópicos que estén afectando la calidad de agua, permitiendo identificar orígenes y responsabilidades, así como planes de contingencia y mitigación de efectos.
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